Claudia Alejandra Cardona
En Mujeres Libres Claudia es tronco, raíz y centro.
A los 17 años salió de su casa. Desde muy joven jugó futbol y a punta de goles estudió la universidad. Pero la vida tiene vericuetos que nadie adivina y que a ella la llevaron a prisión. Lo importante no es eso, sino como ella lo transformó.
Tras las rejas esta mujer se dedicó a la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres detenidas. Al salir, mientras se esforzaba por encontrar lo necesario para vivir, hizo del miedo y la angustia motores potentes y emprendió un largo camino que no sabía a dónde la llevaría.
Hoy, varios años después, aquello a lo que dedica sus días es una corporación que reivindica la experiencia de quienes, como ella, conocen el encierro, y que busca hacerlo un poco más justo, un poco menos inhumano.
Pero eso no es todo. Cuando Claudia salió de la cárcel, afuera la esperaba una niña. Esa persona de la que fue dolorosamente separada, es su amor eterno.
Hace un poco más de un año ambas caminaban juntas por alguna calle de Bogotá, vestidas de morado y verde. La que en otro tiempo fuera niña quiso tomarse junto a Claudia una foto: ambas aparecen sonrientes sobre un fondo en el que alguna otra pintó con aerosol un aviso que reza «Mi mami luchadora».
Claudia es una luchadora, sin duda, pero también es sosiego para muchas. Por eso a ella regresan, una y otra vez. Como dijo una de sus compañeras: «yo soy mayor que Claudia, pero cuando sea grande quiero ser como ella». Por eso es tronco, raíz y centro.
Cuando sea grande quiero ser como ella.
Relato creado por Ana María Cerón Cáceres