María Cristina Suárez

Cristina es historiadora por vocación, profesión y oficio; tiene el don de recordar y disfruta compartir sus memorias. Quizá sin saberlo, eligió un oficio acorde y desde muy joven se forjó un camino en la docencia. También en la cárcel fue maestra y aún hoy dedica sus días a la enseñanza.

Disfruta hablar de la historia de su gran familia, que creció al amparo de Monserrate, y de la de Bogotá, que es todavía hoy la ciudad de su vida. Escuchándola una puede imaginar esa gran casa en la que crecieron generaciones, acogedora como lo es la misma Cristina.

Pródiga en palabras describe los cuidados de su padre, sus hermanos y sus amigos, y los lugares que convirtieron para ella en hogar. Su conversación también ilumina la fuerza de las mujeres que han hecho parte de su vida: su madre, sus tías, sus compañeras en Mujeres Libres. Las de la Corporación también son sus amigas, «unas viejas chéveres», algunas de las cuales conoció hace tiempo y otras que la sorprenden ahora. La palabra que en su boca se repite es admiración.

Cristina es dulce en las maneras pero su caminar es firme. Ni los problemas en el colegio, ni la disciplina en su casa, ni los años de encierro lograron doblegar su mirada. Es una mujer resuelta y quien observa sus pasos entiende que tiene claro hacia dónde se dirige. Sus opiniones no cambian fácilmente, pero sabe callar cuando es justo hacerlo. Ella también es una de las mujeres fuertes de su vida.

Las de Mujeres Libres son unas viejas chéveres

 

Relato creado por Ana María Cerón Cáceres